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avispones

todo marchaba bien por ahí en las llanuras desoladas de mi amor, cuando palpitaban los abrojos corríamos hasta ponernos las alpargatas. miré el atardecer en nueve segundos para no pincharme, tampoco quería agarrarme más piojos. en ese instante cuando atardecí sin blancas prendas, en sed de mojar hasta la sexta. si me encierran es porque lo pedí, las llaves se cuelgan en esa pared. todo marchaba bien, se hacían las tres, ¿qué es eso que sube por mis pies? es ese cariño del que huía, estornudé. se venían en tormentas desde el portón al bidet. no me dejaba moverme, grité, y era silencio. la fría gota amanecía en mis ojos, el zorro no ha venido, lejos a distancia se ve el viento corriendo aves. no obstante veo el techo, reprocho, se me enchastran todos mis antojos. la piel picada por mosquitos, y no por avispones.

Cosas que pasan en el mundo onírico y lo narro como una carta

El sueño empieza que me dejabas por mensaje de texto. Me decías que hace dos semanas esperabas mi llamada y yo no daba señales de vida. Repetías lo cansado que estabas de mí, pero de todas maneras ibas a llamarme, así que no tenía que estar muy lejos del celular. Tenía que estar atenta. Pero estaba en una fiesta, enorme, masiva, una gran y tumultosa-odiosa fiesta de electrónica en un lugar oscuro, escondido y tenebroso. Donde las luces eran rojas, y la gente se vestía colorida. No conocía a nadie, pero aun así, perdida y sola comencé a hablar con un chico rubio de ojos claros, petizo, gordito, retacón, pelo corto que era uno de los DJ emergentes del momento. No me dijo su nombre, me dijo su apodo que era SIETE, entonces automáticamente hice lo que haría concientemente; burlarme de su apodo. "Ah, entonces yo soy el número ocho y el culo te abrocho" por supuesto que no le hace gracia y la arreglo diciendo que como mi nombre es Vania se puede hacer el chiste fonético de Vania