-miopía-

Entre manijas y cambios radicales que intento hacer en mi cabeza, jamás puedo mover nada. No importa qué. No importa cuándo ni cuánto. Durante ratos pienso en cambiar mi lugar y aire, a veces me confundo qué quiero. Pero, ¿quién sabe? Horas intentando sumergirme en mi misma pero jamás llegué nada. A veces sé lo que busco. A veces no.  Hay un olor a una vainilla extraña en mi muñeca derecha que me hace dormir. ¿Es posible? Siempre la chica bien, pero a veces me gustaría cumplir la típica fantasía de no serlo. Me río de eso, la mayor parte del tiempo. No me gusta llenarme de dudas. Odio llamar la antención por drama. Nunca lo entendí. Lo he hecho, lo admito. Clara confunsión ahora mismo. Necesito oir alguna voz precisa en mi cabeza que me diga qué hacer realmente. Detesto tener dos voces. Por tonto que parezca, todavía tiendo a borrar la palabra "odio" de mi diccionario cotidiano, porque, me sale la voz de mi madre diciendo: "Odio, es una palabra muy fuerte" La pala

Luego de mucha charla, jugo de naranja con vodka, y algunos temas para bailar. Nos dispusimos a marchar hacía la rambla, mientras ellos dos hablaban, mi amigo y yo, charlabamos de cómo serían nuestras vidas si tuvieramos mucho dinero. Hablamos hasta llegar a la playa mientras que el humo comenzó a surgir y las risas se multiplicaron rápidamente. Llegué a la conclusión que me gusta ese estado en mi mente. A veces demasiado y no quiero que acabe. Me hace pensar y asustarme mucho a la vez. Me hace tener frío y a la misma vez calor. Todo te llama la antención. Todo es emocionante. Pero como las horas pasan, también pasa el efecto. Lentamente cada uno toma su camino y prometen volver a llamarse.