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Mostrando entradas de septiembre, 2016

martes

Cuando no puedo dormir, pienso en vos. Me invaden las palabras que no dije, los sentimientos que escondí, todos los besos que no te dí. Cuando no puedo dormir, mi panza grita. Me mal alimento éstos días sobretodo cuando me cruzo con tu risa subersiva. Cuando no puedo dormir, estás más presente que nunca. Esa melodía que te queda clavada por el resto del día. Te quiero y en la longevidad del tiempo, te pierdo pero es ese segundo que cuenta, el que estás del otro lado de la cama. Resolviendo cómo sobrevivir al puzzle de la vida con el pretexto de arreglar mi habitación.

VI.

Guitarra, soledad verte me da otra rima más. Despiadado ser de impunidad, me abrazas queriendo más. Pero la Reina te escucha respirar, no podemos escapar. Sólo las mentes puras, se pueden salvar. (setiembre, dos mil diecíseis)

Dulces sueños querubín

Dulces sueños querubín, ojalá no salgas de ahí. Del abismo de pensamientos obsoletos, que me tiene a mí como objeto.  Lagunas mentales nos ubican detrás de los matorrales. Llanuras verdes, enormes pastizales, la montaña que se vista tras la ventana. El camino a hacía una ruta interminable. Caricias van, caricias vienen, pero no del modo en que tú quieres. Díficil decisión crecer cuando aun no sabés qué hacer. El mundo te prepara para dormir creyendo que vas a morir.

Mi cigarrillo favorito

La primera vino bien, la segunda con mucho placer la tercera junto al amanecer y una cuarta antes de dormir. Quinta vez, calambre de pies. Tengo borrosa la número seis, la séptima tocando la pared y una octava diciendo "última vez". De sorpresa llegó a la novena y cuando quise recordar desacomodamos la mesa. Dos días pasaron, "¡qué pena!" Y llegó la décima, me estremecí debajo tus finos brazos, blanco jazmín. La onceaba irrumpió inesperada y recordé lo hermoso que es tenerte entero en mi cama.

Rosado

Discretamente tu figura se asoma en la penumbra. Acelerado el reloj y mi movimiento, va desmenuzando tu bluza. Mi labio inferior recorre ligero el abdomen frío y hace mover su pie derecho. Es ahora su respiración que hace sinfonía, y el aliento matinal que esboza un ángel. ¿Serán las nuevas luces que en ágil forma me iluminan o los rosados pétalos que me hacen salir de mi zona de confort? Un fusil que dispara balas del aroma anhelado. Mi lugar contra la pared y tu vasilas en no caer. La mano infantil se desliza por el pecho y sube jugando en tu pelo dorado. Torpe, inquieta, deseosa, curiosa. El reflejo de la mirada borrosa que sueña en reflejarse en la otra. La púpila que se dilata más y las luces se apagan. Tiemblan las rodillas, más niña que nunca. Tu amor me hace tierna, tu amor me desespera. Aunque es otra cosa. Sexualidad: un timbre encendido y no brilla. Y la gota de la canilla que vuelve a caer como yo, como vos. Una anécdota para contar cuando ya has bebido unas copas de más.