Rosado

Discretamente tu figura se asoma en la penumbra. Acelerado el reloj y mi movimiento, va desmenuzando tu bluza. Mi labio inferior recorre ligero el abdomen frío y hace mover su pie derecho. Es ahora su respiración que hace sinfonía, y el aliento matinal que esboza un ángel. ¿Serán las nuevas luces que en ágil forma me iluminan o los rosados pétalos que me hacen salir de mi zona de confort? Un fusil que dispara balas del aroma anhelado. Mi lugar contra la pared y tu vasilas en no caer. La mano infantil se desliza por el pecho y sube jugando en tu pelo dorado. Torpe, inquieta, deseosa, curiosa. El reflejo de la mirada borrosa que sueña en reflejarse en la otra. La púpila que se dilata más y las luces se apagan. Tiemblan las rodillas, más niña que nunca.
Tu amor me hace tierna, tu amor me desespera. Aunque es otra cosa.
Sexualidad: un timbre encendido y no brilla. Y la gota de la canilla que vuelve a caer como yo, como vos. Una anécdota para contar cuando ya has bebido unas copas de más.

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