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Mostrando entradas de septiembre, 2018

Vapor del hielo

Pregunté aquella vez si era necesario tener que vaciar sentimientos como lo hago con mi cenicero. Nadie supo responder. Y tampoco lo hago, mi cenicero tiene tres pisos de filtros, cenizas y puchos muertos, antes de poder depositar otro cádaver que a los segudos olvidaré que existió tal amor por la nicotina. Caer cada dos días con la inquietante voz que dice que agarre una cuchilla y los asesine. Luego me quedo dormida en paz, sin sueños, sin risas, sin saliva después de la siesta. Escribí cien veces las mismas palabras para no tener falta pero no sirve de nada si no presto atención. Los indicios señalan lo esperado, siempre me terminan usando. Para satisfacción, para olvidar alguien amado, para recordar los bordes de la propia sexualidad, para remarcar que seguimos siendo vapor del hielo. Me llamó mi propia fe a ver por qué no la estaba buscando con fervor, lamento haber causado esperanzas inertes en lo que debe salir de nuestra propia esencia. Lamento que los escalones los suba de a d