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Mostrando entradas de junio, 2017

Solsticio de Invierno

Estoy sangrando desde abajo hacía arriba. Todo se rige a lo que la gravedad tira. Una fina linea entre dolor e ira. Mostrando de a poco las cicatrices autoinfligidas. Mi boca sedienta busca raíces rotas. Llamaradas de pasión que retumban las puertas de tu ropero, baño y el pasillo estrecho. Me crié adormecida entre imágenes falsas de amor y películas. Los panteones impolutos del matrimonio caen como el imperio que les dió vida. Simplemente no camino recta. Acorto caminos, y alargo respuestas. Escondo las verdades tras las mejillas. No me crees todavía y mi poder no tiembla. Incesante mirada contra el reflejo malo de su espejo. No es que no quiera tragarme mis suplicios pero es que viven atemorizados por mi silencio navaja. Corta mientras la respiración ruge y falla. Los escoltas siguen siendo los mismos que cubren el rosedal. Mitológicas criaturas del amor y sobervia, te asesinan si tenés menos de dos años de experiencia. No me siento ni me sentiré orgullosa de mis glúteos y tampoc

Octubre

Nueve minutos antes de empezar el día de mi aniversario número veintidós, te escribo una despedia de mis veintiuno que supiste ser parte tantos meses. Las palabras no significan nada sin la espada afilada y protectora del sentimiento que lo respalda. Los anaqueles del súpermercado del amor supieron ser grises, vacíos, salvajes, excitantes, tenebrosos y por sobretodas las cosas, solitarios. Hasta que tú. Es mi tercer y último intento de parecer más intelectual de lo que puedo ser. Mi amor por tí es arcaico, renovado y revolucionario. Olvidé el hábito de leer, de limpiar, de ser sana y cuerda, de olvidar lo que no se puede.  Las grietas de mi autoestima baja se delatan en mi persiana que no baja del todo. Mi puerta y ventana están rotas, estoy siempre expuesta, entra el frío y calor por cualquier parte. Unas lenguas andan diciendo que a vos y a mi nos cortaron con el mismo filo de una tijera para zurdos.  ¿Cuántas veces nos cruzamos y no nos dijimos nada?  Inexplicablemente nuestros cam

¡Marinero, el Capitán tiene hambre!

No sé bailar sin que sea vergonzoso. No sé fumar con mi mano derecha. No sé cómo cocinar una tortilla.  Sé cantar bajo la ducha e inventar melodías. Sé escribir con los ojos llorosos sin faltas de ortografía. Sé la forma de que quede apunto el arroz. Mis verdades son pocas, es que soy la única a la que siempre le piso los talones, y por eso no sé llegar en hora. Esperando los segundos que faltan para que la estufa termine de dar su giro de noventa grados. Lo literal de la situación es que no la miro, me guío sólo por su ruido. No quisera más exponerme a corazón abierto pero me gana el arte y las ganas de reír con la almohada. Quisiera pedir tres deseos; uno que sea el mismo de siempre, el otro lo quiero cambiar porque no me decidí si lo quiero o no y que el último sea poder escribir historias de verdad que se aleje de mis experiencias. Quisiera para llevar un combo agrandado de motivación acompañado con una ensalada de valor y perseverancia y para tomar capaz que pido, un poco d

Estornudo lírico

Nefasta ésta tos que el cigarrillo me dió. La noche eterna se balancea sobre mi desperfecto jardín. Lombrices y reptiles duermen lejos del fuego y como los buenos humanos que somos, no damos miedo. El flaco insulto de la boca de alguno que no supo querer, mi padre trabaja más de lo que puede para llegar a cada fin de mes.  El ego lo dejás con las llaves, al lado de la puerta, vas a dormir con tres ángeles, no desesperes, mañana el sol tocará en la ventana y no necesitarás ninguna alarma. Las hojas no hacen ruido si las piso, porque el frío es mudo casi como un susto, esos que no sabés si reír o llorar. Siento como las generaciones pasadas lamentan mis actos y también cómo olvidan sus infancias; las rodillas raspadas, la primera vez, el olor de la primavera y los fideos mal colados. El hambre también está en el espíritu pero hay quién disfruta del famélico niño de la portada. Ahí está el verdadero enemigo. Garganta profunda, la debilidad pornográfica de la gran mayoría y del amor de mi

De mañana: migraña

Intensos dolores de cabeza, el estómago revuelto por algo que comí y te aseguro que dormiré más de dos horas después. El viento sopla más fuerte en mi cuadra pero más miedo me da pasar por la puerta de tu casa. Sola y vagabunda la hoja que la secuestra el viento jocoso y frío de éste invierno. La felicidad es un jardín amplio y verde, con una casita en el medio del patio, para que los niños jueguen. La cabeza sigue insistiendo dolor y ese dolor se intensifica al oír como los segundos que pasan se van sin llevarme puesta. Es dormir con la puerta abierta e intentar descansar. El olor a café de aquella mañana azul y los cubitos de hielo del freezer, el aliento matinal que no tengo porque lo dejé todo por darte besos. Cualquiera podrá venir a intentar corregir mi rutina y la vida aunque siempre fue más fácil escapar por la puerta de atrás. En ocho horas y cincuenta y seis minutos sonará la alarma e interrumpirá el sueño que he logrado. Será un día cargado de lluvia y sinfonías y todos los

Delicado

Caprichosa mi mueca y no la viste, ¡qué suerte! Procedo a decirte "te quiero". Los rincones se van limpiando cada día, las hiedras de mi balcón se han ido y el viento sur ya no da frío. No se necesitan de alambres, la rima cae segundo a segundo al mirarte. Los secretos que guarda la mesa de luz se dejan atrapar. La otra noche dormí nueve horas de corrido, no me puedo quejar.  Catónica mi lengua que lo dice todo, me siento abatida como si tomara agua tónica. Se acerca y me dice "mi amor" y yo no emito palabras, me ganó lo dulce de su voz. Dormimos con las narices mirando a lados opuestos y nos encontramos también en nuestros sueños. Corazones rotos hay en todos lados, los puntos cardinales no son del todo acertados, siempre hay uno con un puñal en la mano. Quedate tranquilo, mirame y respiremos juntos. Las alianzas no se hacen en dos semanas y FE no conseguís en ninguna barraca o farmacia. Te doy todo, me das todo, hagamos todo, mitad-mitad, llenemos nuestras