De mañana: migraña

Intensos dolores de cabeza, el estómago revuelto por algo que comí y te aseguro que dormiré más de dos horas después. El viento sopla más fuerte en mi cuadra pero más miedo me da pasar por la puerta de tu casa. Sola y vagabunda la hoja que la secuestra el viento jocoso y frío de éste invierno. La felicidad es un jardín amplio y verde, con una casita en el medio del patio, para que los niños jueguen. La cabeza sigue insistiendo dolor y ese dolor se intensifica al oír como los segundos que pasan se van sin llevarme puesta. Es dormir con la puerta abierta e intentar descansar. El olor a café de aquella mañana azul y los cubitos de hielo del freezer, el aliento matinal que no tengo porque lo dejé todo por darte besos. Cualquiera podrá venir a intentar corregir mi rutina y la vida aunque siempre fue más fácil escapar por la puerta de atrás. En ocho horas y cincuenta y seis minutos sonará la alarma e interrumpirá el sueño que he logrado. Será un día cargado de lluvia y sinfonías y todos los caminos nos llevarán a la misma esquina. Ahora no me mira de la misma forma, más que espina ahora soy rosa, vuelco todos mis vidrios rotos en una fosa.
La cabeza no para de ensanchar dolor y según el doctor, ya es migraña.

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