Sepia
Se acostó como todos las noches con su compañero fiel, el ventilador de techo. El ventilador de techo que no dejaba de vacilar. Y él como todo hombre de bien, asfixia cada lugar, por si llega a molestar cualquier bichito zumbador su más vacío sueño. Sofoca la habitación con un spray que vio en la televisión. Abrazado ya a la almohada comienza su monólogo interior. Y en el techo vasila aún el ventilador.