Tarde de 115

El domingo fue el cumpleaños número ocho de mi hermana (hija de padre con su mujer), no es muy relevante el cumpleaños sino el ómnibus en cuál viajé hacía ahí.
Les voy a contar un poco del trayecto hacía la casa de mi padre que queda a 40 minutos en ómnibus desde mí casa, a veces media hora.
Me tomo un ómnibus que no suele pasar seguido y la parada más cercana desde mi casa está a unas quince cuadras, quizás. Como mencioné anteriormente ese ómnibus no pasa fracuentemente, pero pasa cada una hora los fines de semana, especialmente un domingo.
Quedaban apróximadamente 15 minutos para que pasara el ómnibus (que voy a revelar su número ahora mismo: es el 115) no llegaba caminado así que mamá agarró el ómnibús y decidió llevarme, bajo mis insistencias, claro.
Mamá se decidió también bajarse conmigo y esperar el 115 para que yo "no lo esperara sola". Exactamente a la hora que la página de la Intendencia decía que pasaba, pasó. Ni un minuto más ni menos. Preciso, algo inusual para un ómnibus.
Me subí del lado de la ventanilla, me coloqué los auriculares, puse play y el trayecto comenzó. Lo que sería luego una visita de dos para el cumpleaños de mi hermana, que en cuanto vinieron los invitados, me fui.
El trayecto del 115 pasa por Miguelete hasta que dobla en la calle detrás de Tres Cruces. Antes de llegar ahí, me imagino que vivir por ese barrio debe ser tedioso, ya que no tengo ni puta idea cuáles son los ómnibus que me sirven para los lugares a donde más concurro. Parece que es un barrio tranquilo, aunque no es tampoco de mi agrado. Al doblar por la calle de Tres Cruces, veo dos sex shop en dos cuadras, y un bar con cinco o seis hombres almorzando, tienen cara de pervertidos y algunos me miran, otros charlas y beben su vaso de cerveza. Mientras tanto el 115 sigue sin estar muy lleno, aún quedan lugares libres, incluído el mío. Luego dobló por Av. Italia y subió gente peor no tanta, creo que nunca se llenó del todo, no recuerdo bien. Después de pasar Av. Centenario y agarró por 8 de Octubre donde ahí subieron muchas madres solteras jovenes, y algunas no tanto, muchos planchitas pero tampoco la pavada. Uno de ellos me llamó mucho la atención, tendría quizás unos 12 o 13 años, tenía el pelo rapadito pero dejándose un mechón de pelo que cubriera la nuca, ropa un poco terraja pero más que nada sencilla, cara de niño bueno y lo más llamativo de todo, es que venía con una guitarra. Llegué a la conclusión de que venía de una clase, lo más sorprendente es que venía de una clase de guitarra un domingo a las 15:30, en fin. Mejor estudiar música que deprimirse un domingo, ¿no?.
Ya terminando 8 de octubre, sube una madre, sus dos hijas y juzgando por su color de pelo y cuerpo, la amiga/prima de la hija menor. La madre parecía agotada y con mucho calor, la hija mayor usaba un  jean que hacía que su culo resaltara, y la hija menor y su amiga/prima miraban el celular de alguna de las dos y se reían. Tendrían como unos 11 años. Mientras que la madre y la hija mayor charlaban, yo me frustaba porque no sabía que escuchar. A veces no existe un tema que refleje lo que siento cuando estoy en un ómnibus y me enfruezco. 8 de octubre se convirtió en Camino Maldonado y faltaban aún entre diez o quince minutos o más para bajarme. Mientras que la gente subía y bajaba del 115. Yo miraba las construcciones y la gente que caminaba por ahí e imaginaba qué estaba haciendo y a donde iba.
Pronto dobla y empieza a recorrer el barrio de mi padre, no hay edificios, hay mucho pasto, y casas con patios delanteros, chicos o grandes. Las calles son más anchas, y nadie camina por las veredas. Mucha gente comienza a bajarse por ahí. Hay casas que están muy cuidadas en su aspecto, como el pasto bien cortado, plantas, algún que otro adorno, la fachada reluciente y bien cuidada, y al lado de esas casas se encuentran casas que son su antítesis, su polo opuesto. Son casas que tienen el pasto bastante crecido, puertas de chapa óxidada, muchos perros, entre ellos el más destacado fue un perro que parecía "golden" pero más flacucho y desnutrido. Hay calles que comienzan a hacer de tierra y otras siguen siendo de cemento. En un muro hay un dibujado que ya estaba a punto de borrarse; el logo de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, que abajo de él estaba escrito: "Nadie es perfecto@".
Estoy a punto de llegar, pero aún falta pasar por la plaza "principal" del barrio, no sé si llamarlo plaza, es más bien un lugar comunal al aire libre, de un lado tiene juegos para niños, tiene una policlínica delante del escenario del barrio, que en Febrero se le llama "Tabaldo" o según mi padre y otros más como "Teatro de Verano", una vez caí en la trampa que era el verdadero, me llevé una amarga sorpresa cuando descubrí donde era. También en L.C.A.L (Lugar comunal al aire libre) hay una cancha de baby  fútbol, donde en ese momento se jugaba un partido, y un poco más alejado estaban calentando unos niños de 4 años, prontos para salir a la cancha y divertise un poco. 
Casi todo el ómnibus se vacío al llegar ahí, no creo que sea por el L.C.A.L., sino que, supongo que yo que es "central" y a la gente le queda cerca, vaya a uno a saber. Quedan dos paradas y en eso veo a varios adolescentes con un palo de unos 4 metros. Trataban de rescatar su segunda pelota que había caído en una ferretería cerrada por el día, custodiada por un perro un tanto bullicioso. No supe si al final la pudieron rescatar o tuvieron que esperar hasta el día siguiente. Me bajé del 115, luego de exactamente 45 minutos de haber estado ahí, me bajé y el maldito no había frenado del todo así que bajé medio tambaleando. Me jode cuando me hacen eso, ¡¿no ves que me puedo caer, infeliz?!. Pero al parecer, al conductor del ómnibus le importa un pito tu bajar del coche.
Caminé cuadra y media hasta llegar a destino (casa de padre), camino por la calle y no por la vereda, ya que son muy finas, están llenas de pasto y muchas de ellas tienen pozos. Una trampa mortal. Pasé al lado de un auto cuyo conductor me miró con cara rara, pero no lo dí importancia. A mi derecha vi una casa que su pared de adelante tenía baldosas de mármol como pared. Se notaba que eran baldosas, pero a sus dueños no les debió importar mucho. 
Llegué a la esquina, doblé  hacía la izquierda y ya no me queda nada, es pasar el súpermercado que pasó de ser un almacen chico a ser un súpermercado chico, pero tiene lo indispensable. En la puerta había dos tipos charlando como dos viejas chusmas en esos dos segundos que estuve ahí escuché más de tres veces el nombre: "El Yoni". También me miraron extrañamente. Enfrente a lo de mi padre, había una camionete 4x4 negra, muy linda y moderna, pero no supe de quién era. Toqué timbre y lo primero que veo es que colgado es un globo rojo, detesto los globos, demasiado. Esperé un minuto afuera hasta que padre me abrió sin decirme nada hace que cruzé la puerta y me dijo: "¿Estás enojada?". Le contesté: "¿Por qué estarlo?" Rápidamente me preguntó sobre el paradero de mi hermana y novio. Les contesté donde se ubicaban respectivamente, mientras caminaba por el patio delantero y subía los dos escalones hasta llegar a la puerta. Entré y el resto se los cuento otro día.
Aunque mucha relevancia no tiene con el trayecto del 115.

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