Mariposa

Pronto tendré que sacarme sangre. 
Cosa que me aterra. Pensando bien, creo que lo que más me aterra es el olor.
No sé describir el olor muy bien, pero sé que cuando está ahí significa que una aguja va aparecer y pronto las sensaciones de ansiedad y miedo.
Corro con ventaja de tener brazos delgados, eso significa que al colocarme la "cuerdita" (no recuerdo su nombre para ser franca) mi vena se salta y es bastante fácil encontrarla.
Ya que mi vena sobresale de mí brazo, siempre (la señora que me quita sangre con una sonrisa y es hermana de una amiga de mi madre) elige una aguja que la llaman: "la aguja mariposa". Según me dijeron es la que le colocan a los niños. Pero como mencioné antes, yo tengo brazos delgados y venas que saltan. 
Me sigo subiendo en las piernas de mi madre. No importa la edad que tenga. Estar en sus brazos, me calma.
Siempre trato de mantener la calma, cosa que a cada minuto se desvanece un poco más.
Empiezo a transipirar en forma rápida, luego comienzo a sentirme agitada, y hablo hasta que me cuesta respirar. Tardo cinco minutos en que me coloquen en la silla y luego la "cuerdita", mentalmente aún sigo tratando de lidiar con el olor traumático.
Me empieza a bajar el azúcar en sangre cuando ya veo a la experta en quitarme la sangre abriendo el envoltorio de la aguja.
Apriento fuerte la madre de mi madre, mientras la señora intenta subirme el brazo, sin resultado alguno. Con mucha facilidad lo hago, pero siempre dando una charla para demorar todo. 
Mi madre reclama por mi tranquilidad y que me comporte con la edad que tengo. Vale recordar que éste recuerdo se basa cuando tenía doce años.
El momento se acerca, cierro los ojos mientras espero el más infame de los dolores, aprieto la mano de mi madre tan fuerte que creo haberle cortado la circulación por un milisegundo.
Al ver su mano, está bastante roja.
Siento una picadura de mosquito en mi antebrazo, pero puedo sentir como ese mosquito succiona mi sangre. Abro un poco mi ojo izquierdo, y veo como una bolsa comienza a llenarse de un líquido rojo bastante espeso. Una vez apareció un mi cabeza la imagen de un cuadro de Blanes. 
Al terminar el proceso termino cansada, y con pocas energías. Me ha ocurrido que me han tenido que comprar una Coca-Cola ya que el azúcar en sangre bajó rápidamente. No es una sensación agradable, en absoluto.
Mi piel se torna blanca, blanco papel así lo describe mi madre. Nos despedimos de la señora y nos dirigimos hacía casa. Camino sin move el brazo derecho, no lo estiré aún, ya pasaron más de media hora, pero según yo aún me duele. Mamá me dice que con la postura de mi brazo pareciera que tuviera un problema. Lo hago porque siempre me gustó lo dramático.
Pasan horas que me quito el algodón con apenas algo de sangre de mí ante-brazo.
Veinticuatro horas más tarde que me quité sangre, puedo disfrutar de mí brazo derecho con tranquilidad.

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