Invierno

Invierno, cruel tú eres.
Has llenado de espinas los lirios más dulces.
¡Siénteme tuya como la lluvia!
Alimenta las raíces de mis deseos, riega mis hojas amargas, limpia mis lágrimas de pétalo.
El horizonte gris se delata y es tan sólo que de ti se empapa.
Vienes a mi, gélido y confiable. ¿No te das cuenta que quiero estar en otra parte?
Invierno, yo soy una cálida mañana de Octubre.
Son más mis miedos de aprenderme tu nombre, que los de caer sobre tus andenes. 
Invierno, me has hecho presa de tus caprichos. No quieres que nadie sepa de mis gritos de auxilio.
No serás eterno en mi ni en nadie y los demás Santos volverán a buscarme.

Comentarios